viernes, 14 de diciembre de 2018

Los tontos

A los tontos los conocí hace no mucho, cuando todavía creía que el amor era suficiente o que era facilísimo más bien saber que algo es amor y algo no. Vi a un tonto engancharse a un cabellito que se le salió a la tonta de la trenza, tonta, tonta trenza. Vi a la tonta renegar y renegar y tirar en el bote de basura el deseo chiquito que un cabello fuera la carnada del tonto. Pero cometió un error grandote que fue dejar las cosas al tiempo porque con las patadas que nos ha dado a todos la vida uno cree que dejar las cosas al tiempo es dejarlas pudrirse y cultivar gusanos y la tonta casi no vió que en realidad comenzaron a nacer flores. Ni yo, ni la tonta ni el público (pero más ella) no entiende como pueden salir flores de lo podrido, y todos los días te juro que revisa hoja por hoja para encontrar mordidas, pero mordida tiene la piel, porque los tontos se han comido la mitad del jardín, en su afán de esconderse, mira que pasó así: la tonta y el tonto una madrugada se dieron un beso, y entonces eso fue abono, y ella regó pesticida por todos lados pero nada se murió. Los tontos comenzaron a cortar manzanas de los árboles que fueron creciendo y empezaron a comer, y cuando ya no hubo manzanas se comieron las bocas, luego se acostaron en las hojas y descubrieron que eran estúpidamente parecidas las huellas que se habían quedado sobre lo seco, y los asustó y debieron salir corriendo pero en vez de eso se pusieron a cercar el terreno, a poner casitas para pájaros, a colgar hamacas,y ahí durmieron las horas enteras y ahí nació el primer te quiero pero llegó también el primer invierno. La verdad casi compro yo el jardín pero un día la tonta se apareció y resulta que el tonto ya la estaba esperando, y se dijeron que se amaban como si no tuvieran un jardín medio muerto debajo de los pies. Ahí fue donde yo los conocí, casi fui cómplice de su crimen nada más por conmoverme desde la ventana, nada más por creer por un momento que un día iban a abrir las puertas para nosotros los que no somos tontos. Los que sabemos que estas cosas no duran, que la decadencia esta cerca, que lo que ellos ven rosa pronto será opaco y luego negro, porque vivirá en la nada. Pero no pasó y no pasa, y por eso son tontos, porque se leen en voz bajita libros viejos, miran películas en blanco y negro y cuando llega la noche son uno solo, lo juro, y uno no ve una cosa así diario. El otro día entró un perrito y en vez de echarlo lo dejaron entrar a su jardín de tontos y le dieron de comer y se dieron de comer ellos mismos, y ya hay algunas personas sentadas en las bancas que él construyó y que ella pensó pero nunca le dijo. Nunca le dice que lo que hace son ideas viejas, ideas crecidas en algún lugar de su mente que el ejecuta sin saber y no sabrá jamás. Pobres tontos, con tantos costales de fruta, con tantas verduras de hoja verde, con canela molida, con las mariposas de las manos de ella y las almendras de los ojos de él, con su perro y con sus carretas llenas de miedo y donde debe haber valor, hay besos.