miércoles, 18 de julio de 2012

There's a light that never goes out.

Ausentes lectores de éste inhóspito blog, saben ustedes que no hay nada que ame más que escribir, sin embargo, a veces el corazón está tan afligido que no tiene más remedio que gritar palabras que se estrellan para convertirse en un documento .txt que nunca sería publicado aquí (no le voy a dar a mis enemigos el placer de leerme derrotada). Al fin y al cabo, son emociones fortuitas en las que todos aterrizamos en algún momento, aunque ustedes continuen en la pretensión de fingir unas vidas perfectas y fuera de todo bache que siempre el destino nos pone adelante, sin embargo, hoy, en medio del desvelo y de la maldita falta de un cigarro, [y sin perder la costumbre, hablándoles de mí] les vengo a contar algunas cosas.

Algunas.



Muchas.

Tengo un nuevo tatuaje de henna.
Hace algunos meses perdí mi cámara fotográfica.
Discutí con mis mejores amigas.
Lloré, mucho.
El escritorio en la oficina de mi mamá fué escenario de uno o dos actos indebidos. Por favor guarden el secreto.
Sonreí más. A carcajadas.
Me reconcilié con mi soledad.
Estoy a punto de comenzar la carrera de medicina.
Me reconcilié con mis mejores amigas.
Alguien que me gusta mucho se fué, y lo peor de eso es que se me va a ir más lejos. Te extraño. Tú sabes quien eres.
Salí de viaje de la mano de amigos increíbles.
Consecuencias que siempre voy a odiar: La puta resaca.
Aunque piensen que estoy sola, Borges, Murakami, García Márquez, Poe, Esquivel o Wilde siempre viajan conmigo.
Tonight we are young.
Descubrí el miedo increíble que me dá seguir cumpliendo años.
No saben lo bien que se siente estar sentada frente a una pantalla viendo los créditos finales de tu saga de videojuegos favorita de todos los tiempos.

Y lo más importante, lo más rescatable...lo que quizá ya los tiene aburridos: Amé.
Mientras ese único y circundante a todo pensamiento se mantenga firme en mi mente, mientras amar sea de lo que sea capaz cada día al despertar, voy a estar bien.
A pesar de cada caída, cada lágrima, cada golpe...cada sonrisa,
c a d a  r a s g u ñ o  e n  l a  e s p a l d a
cada triunfo, cada cosa que uno vive en ésta aventura, en ésta entropía, escúchenme y créanme: vale la pena.
Piensen en cada alma como dueña de un cuerpo ¡nunca se avergüencen de él! Alejen de ustedes lo frívolo, lo vacio, y agradezcan a esa energía inmensa e increíble que nos mueve a todos que haya puesto a su lado personas tan increíbles que los rodean, porque estoy segura que no soy la única que se embriaga de momentos mágicos con sus similares.

Y después del éxtasis que me provoca escribirles todo ésto...

recuerden que ésto es por siempre: para quien lo quiera leer.


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