jueves, 24 de julio de 2014

Mis cartas

Hay cosas que no quiero que leas. 

Hay cosas que sí, como mis ojos o mi cabello, a lo mejor hasta mis manos, pero si no se te da la quiromancia entonces no intentes leer más allá, porque no quiero que leas mi pasado, y si yo llegase a enturbiar el agua de los días de ayer, escúchame, hablaré claro y sin mentiras, pero no sufras por mis errores, no lamentes mis decisiones, que no las lamento ni yo. Lo que no se ve de mí me lo guardo, porque basta ver la fuerza con que me besas para saber que es toda la fuerza que a mi me falta. Me he convertido en una especie que busca calor, que rodea tus lámparas, que se alimenta de tu luz, pero nada más. No doy más a tu vida que un revoloteo y una ligera brisa de algo nuevo, que es más bien engaño, porque lo que yo te hago sentir lo has vivido antes, y lo vivirás después. Estamos caminando en slow-motion y cada momento contigo es una toma de una película que inminente tendrá un fin porque yo voy a incendiar la cinta, porque cuando vaya amaneciendo y tus calles no necesiten más luz y se apaguen las luces y lo que ilumine sea el sol, yo me voy a marchar porque ya lo he dicho, vivo de calor. Vivo de un nuevo día que no planea ni sabe, vivo de no esperar, porque la esperanza ya fue declarada como el tormento del hombre, dijo Nietzche. Porque no sé pedir ni obligar, pero tampoco sé hacer lo que no quiero hacer. Porque no sé cambiar pero tampoco sé no ser lo que tu esperas. Solo sé despertar y disfrutar otro día, otro sol, otra película, otro charco, otro abismo, otro beso, otro cigarro, otra expresión tuya cuando te muerdo los labios y pienso en lo terrible que debe ser no ser suficiente para tí y más terrible aún que no me importe, porque soy suficiente para mí. Pienso en que no quiero que te enamores, de la misma manera que le advierto a mis hermanos que no fumen mientras enciendo los cigarros, porque yo ya soy inmune, porque con dos semanas de felicidad ya tengo melancolía para un año y con eso me basta para vivir, y porque he decidido que me voy a morir de amar o de fumar, como se lo he gritado a este inhóspito blog muchas veces antes, porque las mariposas que siento cuando inhalo tu perfume ya no son prisioneras, las dejo correr en mi y salir por mi boca mientras sonrio, pero tu no, amor, tu no debes enamorarte, porque el amor es un dulce que expira y mata, y duele y hiere. Así cierro mi trato contigo, te besaré, me meteré en tus brazos, me rodearé de tu persona, me abrigaré con tu cariño, me aferraré a tus manos, pero ni cuando me sientas segura, dormida, asentada, ni así te enamores, porque entonces, con la firme intención de no lastimarte, de no corromperte, me pondré de pie y me iré, porque asi lo dicta mi natural cobardía. Por que nada me enamora más, que se enamoren de mi. Por seguridad de ambos me marcharé. Guardaré mis cartas entonces, porque ya las habrás leído. Ya me habrás leído a mí. Y hay cosas que no quiero que leas.

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